El miedo infantil a la oscuridad, es muy común y esto lo
saben muchas mamás y muchos papás, de hecho, uno de cada tres niños de entre tres y cinco años la teme
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Miedo a la oscuridad en niños.
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Ese es uno de los miedos más ancestrales en el ser humano.
El tema es que el niño se angustia en la oscuridad, pero mucho depende de la
respuesta que le da el adulto. Si este se asusta genera un aumento de angustia
en el niño, y este se siente más inseguro, desprotegido, angustiado y
desconsolado.
En el niño, el miedo a la oscuridad se desarrolla en la
etapa pre-escolar, por lo general a partir de los 2 años de vida. Antes de esta etapa de hecho los niños no desarrollan el
miedo a la oscuridad. El neo-nato, por ejemplo, no presenta este miedo, dado que
el mismo debe acostumbrarse a la luz.
A partir de los 6 a 8 meses, los niños empiezan a percibir
el mundo externo y a interpretar las situaciones que pueden ser seguras y las
que pueden presentar algún peligro.La famosa angustia de los 8 meses, tiene que ver también con
la diferenciación del rostro materno y el de los demás.
A partir de los 2 años, en cambio, los niños generalmente
empiezan a frecuentar ambientes extra familiares, aprendiendo muchas cosas,
fuera del ambiente familiar y cotidiano, sin contar los que a los 45 días
frecuentan una guardería infantil.
En casos como estos el comportamiento de los padres es muy
importante. Estos deben evitar de trasmitir al niño miedos, ansiedades o miedos
infundados.
Es importante recordar el nivel de pensamiento de los niños
a esta edad y son básicamente: el pensamiento animistico; o sea todo para ellos
tienen vida y todo se mueven, y el pensamiento mágico; por lo cual todo puede
tener forma y ser realizable. Recuerden
el miedo nunca debe ser un instrumento de educación.
¿Qué se puede hacer para ayudar al niño a superar el miedo a la oscuridad? A continuación se ofrecen algunas ideas y consejos para logralo.
1. Juegos para vencer el miedo a la oscuridad
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Una de las formas de vencer el miedo a la oscuridad en los niños, es através del juego. |
La mejor manera de llegar a los niños es a través del juego. Se pueden plantear juegos clásicos que impliquen vendarse los ojos, como la gallinita ciega, ponerle la cola al burro, reventar una piñata, etc.
Estas actividades permiten a los pequeños interactuar con el mundo sin utilizar la vista.
También se pueden hacer juegos en la semi-penumbra, como sombras chinescas. Y en la penumbra se pueden contar cuentos o hacer juegos como reconocer objetos a través del tacto.
2. Dejar encendida alguna luz tenue
No es malo dejar alguna luz encendida, pero tiene que ser muy tenue. Lo recomendable es que casi no ilumine pero que sí deje algo de claridad en la habitación. Puede ser una lámpara o bien apliques que se colocan en la pared.
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Para prevenir el miedo a la oscuridad, dejar la luz encendida es una buena |
3. No encender la luz como solución
Dejar una luz tenue no implica que los adultos enciendan la luz principal de la habitación del niño cuando se ponga a llorar. Si el pequeño se despierta asustado en mitad de la noche y llora o llama a los mayores, hay que tranquilizarle sin encender las luces.
El niño se serenará con la compañía del adulto y con sus palabras. Solo cuando esté calmado será momento de encender alguna lámpara.
4. Establecer rutinas relajantes
Si se transmite que ir a la cama y apagar la luz es parte de una cadena de acciones (que comienza con un baño y sigue con un biberón o un vaso de leche y un cuento), será mucho más fácil que concilie el sueño y evitará que sea asaltado por los temores.
Las rutinas relajan al pequeño y contribuyen al buen dormir del niño, y también ayudan a reducir los temores nocturnos.
Existen otros elementos que pueden formar parte de esas rutinas. Muchos niños se relajan y se sienten confiados si duermen con un peluche. Otro consejo es arropar al pequeño en la cama, darle un beso de buenas noches e, incluso, contarle lo que harán juntos al día siguiente.Los relatos también le dan tranquilidad.
5. Mostrar que la casa es segura
El niño suele identificar los lugares que le producen miedo. Tal vez crea que allí se oculta una persona, un animal o algún ser extraño (el habitual monstruo imaginario).Entonces, hay que ir con él para comprobar que allí no hay nada. Los lugares más comunes que generan este efecto son el espacio debajo de la cama, el interior del armario y los huecos detrás de las puertas.
No conviene repasar estos espacios como si se tratara de una inspección. Es mejor encontrar cualquier otro pretexto: buscar algo que no se encuentra, hacer una limpieza, jugar al tesoro escondido... Esta actividad permite comprobar que no hay nadie. Y si utiliza un juego, el sitio quedará asociado con sensaciones positivas.
6. Evitar las cosas que acrecienten el miedo
Si un niño manifiesta signos de temor a la oscuridad, será importante evitar que vea películas y programas de televisión de miedo o que escuche historias que pudieran asustarlo.
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No hay que menospreciar el miedo a la oscuridad en nuestros niños. |
Tampoco, por supuesto, habrá que burlarse de su temor o menospreciarlo. No conviene tampoco forzarle a hacer algo que no quiera en la oscuridad, por más que sea con el supuesto fin de vencer sus miedos-, ni amenazarlo con el posible castigo de encerrarlo a oscuras en su habitación.
Por el contrario, hay que felicitarle por sus gestos de valentía. Esta demostración de afecto le impulsará para superar su miedo a la oscuridad.
También se pueden hacer juegos en la penumbra se pueden contar cuentos o hacer juegos como reconocer objetos a través del tacto.La mejor manera de llegar a los niños es a través del juego. Se pueden plantear juegos clásicos que impliquen vendarse los ojos, como la gallinita ciega, ponerle la cola al burro, reventar una piñata, etc. Estas actividades permiten a los pequeños interactuar con el mundo sin utilizar la vista.
Dejar una luz tenue no implica que los adultos enciendan la luz principal de la habitación del niño cuando se ponga a llorar. Si el pequeño se despierta asustado en mitad de la noche y llora
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